Synthesis, vol. 27, no. 2, e081, diciembre 2020-mayo 2021. ISSN 1851-779X
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Estudios Helénicos

Artículos

El uso y abuso del término óchlos en Tucídides1

Paulo Donoso Johnson

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile
Cita recomendada: Donoso Johnson, P. (2020). El uso y abuso del término óchlos en Tucídides. Synthesis, 27(2), e081. https://doi.org/10.24215/1851779Xe081

Resumen: En griego antiguo existen al menos cinco términos que definen la masa, la muchedumbre y la multitud. Uno de ellos es ὄχλος, concepto nacido en el siglo V a.C. el cual es utilizado de manera reiterativa por Tucídides como un tendencioso sinónimo de δῆμος. A partir del análisis de algunas de las dieciocho menciones al término ὄχλος en su obra, es posible reafirmar el poderoso efecto político de este concepto con el fin de demostrar, una vez más, el fuerte componente antidemocrático en su obra.

Palabras clave: ὄχλος, Democracia, Tucídides, Masa.

The use and abuse of term óchlos in Thucydides

Abstract: In ancient Greek there are at least five terms that define the mass, the crowd and the multitude. One of them is ὄχλος, a concept born in the 5th Century B.C. which is used repeatedly by Thucydides as a biased synonym for δῆμος. From the analysis of some of the eighteen mentions of the term ὄχλος in his work, it is possible to reaffirm the powerful political effect of this concept in order to demonstrate, once again, the strong anti-democratic component in his work.

Keywords: ὄχλος, Democracy, Thucydides, Mass.

En 1964, George Rude decía que las explicaciones acerca de por qué la multitud se demandaba o rebelaba tendían, naturalmente, a variar según las actitudes sociales o valores del escritor. (Rude, 1971, p. 221). En el contexto del incierto devenir de Atenas en la guerra del Peloponeso y luego de una agresiva reacción oligárquica contra la democracia popular, a fines del siglo V a.C., autores griegos fueron partícipes en la construcción de una imagen ambigua del dêmos como un grupo político violento, desleal y carente de mérito y virtud para conducir el gobierno de la polis.

Estos autores que, a caballo entre los siglos V y IV a.C., desprecian o critican explícitamente la participación de las masas populares en el gobierno son Heródoto, Píndaro, Aristófanes, Tucídides, Jenofonte, el Pseudo-Jenofonte, Isócrates, Platón y Aristóteles. No es de extrañar entonces que en la era de Polibio se tuviera tanta claridad respecto a la negativa imagen que se transmitió conscientemente de la democracia para la posteridad. El historiador de Megalópolis al acuñar el concepto de oclocracia (Polibio, Historias, VI, 4, 6), durante la república romana, dará cuenta de una antigua tradición historiográfica que buscó sistemáticamente opacar el poder del pueblo y desacreditar sus intervenciones en la pólis clásica. Josiah Ober a través de un estudio etimológico de los términos ἀρχή y κράτος pudo identificar cómo los regímenes de gobierno de la antigüedad tenían un énfasis a partir de estos términos. De esta manera la monarquía, la oligarquía, la poliarquía y la anarquía, dicen relación con modelos políticos arcaicos, asociados a cuerpos de control políticos definidos. En contraste, la aristocracia, la democracia, la isocracia, la oclocracia, la timocracia y la ginecocracia, dicen relación con grupos de poder y las capacidades de las fuerzas que cada grupo posee (Ober, 2008). En esta línea argumental, democracia y oclocracia se encuentran emparentadas etimológicamente, y bajo la óptica de autores como Tucídides, también lo están políticamente.

En Tucídides se produce una contradicción intelectual y política. Por una parte, el navarco de Óloro crea el mejor discurso favorable a la democracia jamás realizado hasta ese momento (epitáfios) y por otro lado, su posición pro oligárquica lo lleva a crear una verdadera Politeía moral, en donde los movimientos populares se presentan desde la venalidad y la pobreza. Tucídides es también un autor que fue testigo y protagonista de la vida democrática. La pólis como un espacio selectivo, y en palabras de Ober, “que se aglutina gracias a la exclusión de otros de la esfera política” (Ober, 1989, p. 6), influyeron directamente en el ostracismo del historiador, cuyo motivo sigue siendo enigmático.2

Su obra histórica, cargada de lugares comunes contra el gobierno del dêmos y de la multitud, lo posiciona dentro de una oligarquía moderada en la historiografía griega. Para otros autores, Tucídides pudo haber sido un importante activista antidemocrático, cristalizando su militancia con la composición del panfleto Ἀθηναίων Πολιτεία del así llamado Viejo Oligarca.3 Tanto en Tucídides como en este panfleto y en la comedia aristofánica, encontrarán asidero los principales intelectuales antidemocráticos del siglo IV a.C. ya mencionados anteriormente, para representar al pueblo, sus conductas y modos. Recientemente se ha analizado la evolución política del término δῆμος, el cual desde la época homérica hasta mediados del siglo V a.C. comportó un significado de colectividad (λαός) de manera estable, y durante la era de Tucídides, el término se vuelve político, asambleario y se define en oposición a otros grupos de poder con el surgimiento de la δημοκρατία. Dicha representación y el uso lingüístico del término surge de la mano de la literatura griega y luego con la filosofía (Cammack, 2019). Laura Sancho Rocher ha demostrado que en el léxico de Tucídides la masa aparece definida con los términos δῆμος, πλῆθος, ὄχλος, ὅμιλος y πολλοί, donde estos conceptos harían referencia a la parte más popular de la ciudadanía (Sancho Rocher, 2019, p. 113). Este uso de los términos obedece a un orden político conceptual sugerido por Maurice Pope en donde hay términos que son etimológicamente inclusivos y otros solamente de exclusión. De esta manera, πόλις, ξύμπαν y πλῆθος implican comunidad e inclusión, mientras que δῆμος y ὄχλος estarían fuera de la comunidad, según la visión de Tucídides (Pope, 1988, p. 284). Esta ambigüedad y la amplitud del concepto hace pensar a Ober que puede ser usado para referirse a todos aquellos miembros de la sociedad que no son miembros de la elite (Ober, 1989, p. 11).

Postulo que el término ὄχλος es hijo del siglo V a.C. pues su primera aparición, en textos escritos conservados, se atribuye a la poesía de Píndaro. En la Pítica IV el poeta dice:

Y rápidamente, avanzando derecho,

se detuvo firme, su espíritu de hombre intrépido ensayando,

en medio del ágora repleta de gente (Píndaro, Pítica IV, 85).

El uso de la forma ἐν ἀγορᾷ πλήθοντος ὄχλου cobra en el poema un sentido peyorativo, pues la masa se representa como un gentío ruidoso, y Píndaro utiliza esta masa con el fin de ensalzar por oposición el espíritu intrépido de Arcesilao de Cirene, vencedor en la carrera de carros. Es importante recordar el carácter de la poesía pindárica, centrada en valores aristocráticos del triunfo, la aretología y las gnômai (Saravia, 2019). En esta misma línea el Soziale Typenbegriffe le asigna este uso político del término a Píndaro (Welskopf, 1985, p. 1356), mientras que Chantraine lo ubica inicialmente en Esquilo y luego en Tucídides y Jenofonte (Chantraine, 1999, p. 844). Montanari (2013, p. 1718) en cambio otorga a Píndaro el sentido de ὄχλος como multitud, mientras que el sentido estrictamente político de masa y plebe lo asigna a Jenofonte (Ciropedia. 2. 2. 21) y Aristóteles (Política. 1305b 28 – 30). El léxico de Liddell y Scott (1996, p. 1281) señala el uso político del término solamente en Tucídides y Platón.

En Tucídides el uso del término ὄχλος ha sido identificado en dieciocho ocasiones4 a lo largo de su obra. Se ha dicho que ὅμιλος y ὄχλος designan masas o multitudes desordenadas, heterogéneas y que no tienen como concepto una connotación política puesto que incorporan a los no ciudadanos, tales como mujeres o bárbaros (Sancho Rocher, 2019, pp. 115-116). La misma idea fue sugerida por Arnold Gomme, para quien el término no tiene siempre un sentido peyorativo y que de acuerdo al contexto puede cambiar su significado (1966, pp. 246-247). En este artículo pretendo demostrar que la recurrencia del uso del término sí tiene fines abiertamente políticos y se pone de manifiesto en los contextos en los que Tucídides los utiliza. Dichos usos son aún más explícitos y evidentes que el panfleto antidemocrático del Pseudo-Jenofonte,5 los encendidos discursos de Isócrates6 y la Política de Aristóteles.7

Revisaré entonces las menciones de Tucídides al concepto de ὄχλος en tanto masa en su sentido de cantidad y luego la masa como multitud política con poder deliberativo y cómo representa en su relato la participación popular en el contexto de la guerra del Peloponeso. Advierto al lector que he dejado fuera de este análisis el episodio de la stásis de Córcira del libro III, puesto que no aparece el término en cuestión y por tratarse de un ámbito que requiere un análisis diferente pues retrata un tipo de conflicto que va más allá del movimiento de las masas y revela el profundo pesimismo de Tucídides sobre la naturaleza humana.8

La masa y su sentido cuantitativo

Algunas menciones del término en Tucídides, tienen un carácter cuantitativo –la masa como multitud– y aparece primeramente en el discurso del rey Arquídamo ante la embajada ateniense. El rey al enumerar la fuerza militar espartana, dice poseer πλούτῳ τε ἰδίῳ καὶ δημοσίῳ καὶ ναυσὶ καὶ ἵπποις καὶ ὅπλοις καὶ ὄχλος ὅσος οὐκ ἐν ἄλλῳ ἑνί γε χωρίῳ Ἑλληνικῷ ἐστιν (Tucídides, I, 80, 3), según Morrison (2012). En este episodio, en donde Arquídamo pretende equipararse o superar en tecnología marítima y militar a Atenas (Morrison, 2012, p. 268), el uso de ὄχλος tiene un carácter estratégico: evidenciar la gran cantidad de fuerza humana capaz de responder al poderío ateniense. Este uso del término como multitud o masa es utilizado por Tucídides para referirse también a embarcaciones9 o animales, como ha sido identificado por Montanari, y que se ve con frecuencia en el lenguaje de la tragedia (Montanari, 2013, pág. 1718).10

Otras menciones de Tucídides a la masa están referidas al número de víctimas en los enfrentamientos bélicos. En el contexto de la segunda epidemia que afecta a Atenas luego de la primera expedición a Sicilia el 427 a.C., Tucídides se refiere a la gran cantidad de fallecidos por la enfermedad como τοῦ δὲ ἄλλου ὄχλου ἀνεξεὐρετος ἀριθμός.11 El mismo sentido le otorga el historiador cuando relata la devolución que Demóstenes hace de los cuerpos de los soldados del ejército de Euríloco en Ampracia,12 o cuando Nicias pronuncia una arenga antes de la batalla del Puerto Grande en Siracusa y se refiere a los soldados como multitud.13

El caso siciliano requiere un análisis más detenido. En el Libro VI, cuando Alcibíades está en Atenas convenciendo a la Asamblea para que dé su apoyo a la expedición a Sicilia, se refiere a los habitantes sículos de la siguiente manera:

“Y no os arrepintáis de la expedición a Sicilia pensando que va a ser contra una gran potencia. Porque aquellas ciudades tienen muchos habitantes por sus masas mezcladas de población y con facilidad experimentan cambios o aumentos de ciudadanos; por ello, nadie está armado en cuanto a su persona como para defender a la propia patria, ni dispone en el territorio de la ciudad de construcciones en regla, sino que cada uno se procura aquello con que cree que podrá, si lo toma del común, bien sea conquistando las voluntades con su oratoria, bien sea en las discordias civiles, establecerse en otro país en caso de que le vaya mal. No es verosímil que una masa así siga unánimemente una línea de conducta ni se ponga a obrar de común acuerdo; es fácil que rápidamente se pasen a nuestro lado por ciudades aisladas si les halagamos con palabras, sobre todo si tienen discordias internas, como sabemos” (Tucídides VI, 17, 2- 4).

Tucídides pone en boca de Alcibíades algunas percepciones que corresponden particularmente a la aristocracia. La noción de ὄχλοις τε γὰρ ξυμμείκτοις πολυανδροῦσιν αἱ πόλεις coloca en evidencia la imagen que se tiene de sociedades con población extensa y mezclada. Era antigua la fuerte ligazón del ateniense con su patria (autoctonía) y en este discurso se critica veladamente uno de los principales cambios políticos y sociales que tuvo Atenas con las reformas de Clístenes, la mezcla de ciudadanos (ἀναμεῖξαι). Esta reforma administrativa buscaba, según Biagio Virgilio, romper la hegemonía de las grandes familias aristocráticas radicadas en el territorio y aflojar su control sobre las poderosas redes de clientes (1994, p. 47).

Esta representación de la masa en Alcibíades es particular, puesto que no se le describe desde la ignominia ni la villanía, sino desde la ausencia de acuerdo y la poca lealtad. La desconfianza desde la élite es de carácter político y refuerza entonces el modelo de representación que Tucídides intenta designar sobre este grupo social, que se analiza a continuación.

La masa y su sentido político y peyorativo

En Tucídides hay muchas expresiones que buscan desfavorecer las reuniones populares, la aglomeración con objetivos deliberativos y sobre todo, la opinión y la decisión que pueda emerger de éstas. Por lo mismo, aunque no utilice el término ὄχλος de manera explícita, es posible advertir descripciones peyorativas desde las primeras páginas de su obra. Así, y concordando con Giovanna Bruno, quien afirma que el método histórico de Tucídides busca penetrar en los sentimientos de los personajes y de las masas protagonistas, donde las descripciones aparentemente insignificantes y banales le permiten justificar determinados comportamientos típicos del ἀνθρώπινον (Bruno, 2011, pp. 31-32) puede leerse la reveladora sentencia en el primer libro:

Tan carente de molestias es para la mayoría la búsqueda de la verdad y con tanta preferencia se vuelven hacia lo primero que se presenta (Tucídides, I, 20, 3).

Esta mayoría a la que alude Tucídides (οἱ πολλοί), la menciona en el contexto de su Arqueología, específicamente en los capítulos metodológicos que señalan al lector el motivo por el cual su Historia es mejor que las anteriores (Liberman, 2017, p. 111). En este contexto, ni la ζήτησις ni la ἀλήθεια interesan a la muchedumbre, en una lectura que podría indicar que en los griegos de antaño prevalecía una barbarie interna (Donoso, 2018, pág. 261). Esta forma de entender el relato histórico es lo que César Sierra (2013, 2014) ha establecido como frecuentes y conscientes formas de tendenciosidad en la narración tucidídea, a lo largo de diversos episodios de su obra.

La utilización política del concepto se advierte de manera más sistemática a partir del Libro IV de su obra, en donde la masa es una entidad multiforme y que tiene conductas que según Tucídides son “frecuentes” en la sociabilidad popular. En el debate entre Cleón y Nicias por el control de la campaña contra Pilos, Tucídides retrata a una masa que a gritos pedía que Cleón cediera el mando de la misión a Nicias:

Y éstos, como suelen hacer las multitudes, cuanto más rehuía Cleón la expedición y retiraba sus palabras, tanto más animaban a Nicias a entregarle el mando, y gritaban a aquél que partiera con la escuadra (…) (Tucídides IV, 28, 3).

El historiador hace énfasis en el modo de generar una decisión por parte de la multitud, ὄχλος φιλεῖ ποιεῖν,14 en donde aquello que más suelen hacer es vociferar y ordenar a gritos (ἐπεβόων) una decisión. Para Laura Sancho este fenómeno del griterío popular, que también se conoce como θόρυβος, “constituye una parte indisociable de ese debate abierto, debido a que la mayoría, incapaz de expresarse con un discurso ordenado y persuasivo, precisa recurrir al abucheo, o al alboroto, para hacerse oír por, e imponerse a sus líderes; e incluso para hacer callar a aquellos oradores que le desagradan” (Sancho Rocher, 2015, p. 49).15 Lo anteriormente dicho ya había sido advertido por Simon Hornoblower y Virginia Hunter, para quienes Tucídides no analiza a la multitud desde los modernos cánones sociológicos, sino a través de una psicología, en donde no hay una creencia de que el comportamiento de la multitud difiera cualitativamente de la de los individuos (Hornblower, 1991, p. 187; Hunter, 1988). Este primer uso político del término lleva a Arnold Gomme a afirmar que Tucídides no cree en la dignidad de las asambleas populares (Gomme, 1962, p. 469).

La multitud ateniense aparece en Tucídides como observadora más no protagonista de los grandes acontecimientos históricos que sucedieron en Atenas. En el Libro VI, el historiador relata el tiranicidio por parte de Harmodio y Aristogitón en contra de Hiparco:

Cayendo al punto sobre él (Hiparco) ciegos y llenos de furia –el uno por celos, el otro por el ultraje-, lo hirieron y mataron. Aristogitón escapó de momento a la guardia, aprovechando el revuelo de la multitud, pero luego fue apresado y no fue tratado suavemente; Harmodio, en cambio, pereció al punto allí mismo (Tucídides VI, 57, 4).

En este relato, la multitud es descrita nuevamente como una entidad sin rostro cuyo revuelo (ξυνδραμόντος τοῦ ὄχλου), permite la huida de Aristogitón (Tucídides VI, 57, 4). Esta muchedumbre se transforma en un escenario político en donde se desarrollan las peores acciones de la polis. Esta misma noción de representación tucidídea, en donde la multitud, que había votado a favor de la expedición ateniense en contra de Sicilia, despide entusiasta a la tropas y a las embarcaciones:

En aquel momento, cuando estaban ya a punto de separarse unos de otros, en una situación llena de riesgos, se penetraban más del peligro que cuando votaron hacer la expedición; sin embargo cobraban ánimos ante el poderío actual de la ciudad, dada la importancia de las fuerzas que veían con sus ojos. Por su parte, los extranjeros y la restante multitud fue a ver el espectáculo por tratarse de una empresa importante e increíble (Tucídides VI, 31,1).

La última parte es presentada así por el historiador: οἱ δὲ ξένοι καὶ ὁ ἄλλος ὄχλος κατὰ θέαν ἧκεν ὡν ἐπ᾽ἀξιόχρεων καὶ ἄπιστον διάνοιαν (Tucídides VI, 31, 1). Tucídides equiparando a los extranjeros junto a una parte de la multitud que observan el zarpe de la flota ateniense, posiciona a una multitud pasiva junto a los extranjeros, privados de derechos políticos en una tendenciosa situación de paridad. A la luz de las fatales consecuencias de la expedición en Sicilia, en Tucídides la masa, el populacho, y -usando el término castellano que posee una larga tradición en América Latina, “la chusma”-,16 es responsable de la derrota que hunde a Atenas en una irreversible decadencia.

Más activa y locuaz parece actuar la multitud siracusana. Narra Tucídides que los siracusanos, atentos a los movimientos de la flota ateniense, se dieron cuenta que las naves al mando de Nicias navegaban por la costa opuesta de Siracusa sin librar batalla e intentado tomar Hibla, al norte de Siracusa. Esta situación enfureció al pueblo de Siracusa quienes, exigieron a sus generales que las tropas sículas se movieran hacia Catana para enfrentar a la escurridiza flota ateniense:

(…) y cuando los vieron navegar por la costa opuesta de Sicilia, muy lejos de Siracusa y yendo a Hibla y haciendo un intento no pudieron tomarla por asalto, los menospreciaron aún más y exigían a los generales, como suele hacer la multitud cuando cobra audacia, que los llevaran contra Catana, ya que los atenienses no venían contra Siracusa (Tucídides VI, 63, 2).

Tucídides utilizando la misma fórmula descriptiva de la multitud contra Cleón (Tucídides IV, 28, 3), representa a la tropa siracusana que actúa como ὄχλος φίλεῖ θαρσήσας ποιεῖν (Tucídides VI, 63, 2). Esta multitud desde el enardecimiento cobra audacia, mueve y aviva la acción militar, pero en Tucídides sigue apareciendo como una inexorable costumbre y hábito de los sectores populares.

Entre los Libros VI y VIII se evidencian los usos más políticos de término ὄχλος, principalmente en los discursos de exilio de Alcibíades y luego en la narración de los acontecimientos del golpe oligárquico del 411 a.C. Alcibíades, presentándose como desterrado en suelo lacedemonio, e intentando generar confianza ante el pueblo espartano, abjurando de la democracia, dice:

(…) Si alguien me considera despreciable porque era partidario de la democracia, que tampoco crea que esa antipatía está bien fundada. En efecto, mi familia ha siempre sido opuesta a los tiranos (y todo lo que se opone al déspota recibe la denominación de pueblo), y por causa de ello hemos tenido ininterrumpidamente el caudillaje de la multitud (Tucídides VI, 89, 3-4).

Esta multitud popular que aparece en Tucídides como πλῆθος, se reafirma con una masa deliberante a la que Alcibíades acusa de haber decidido su destierro, arrastrada por un vulgo desenfrenado (ἀκολασίας ὄχλον; Tucídides VI, 89, 5), que se deja seducir por líderes que no conocen la moderación política (μετριώτεροι ἐς τὰ πολιτικὰ εῖναι). Es por esto que Alcibíades, en primera persona plural afirma que la democracia es criticada por todos los hombres sensatos.17 Esta descripción, que ha sido considerada una abierta asociación del término ὄχλος con una crítica directa al régimen democrático (Saïd, 2013, pág. 203), aparece en Tucídides como un permanente discurso oligárquico a través de su narración histórica, que se intensifica en el Libro VIII (Donoso, 2014). En estas alegorías el pueblo es abiertamente hostil a la estabilidad y a la tranquilidad que la aristocracia había logrado incorporar en la polis (Demont, 2009). Las consecuencias de una ciudad dividida dentro de una guerra que creó un mundo dicotómico, es para Emmanuele Caire un tópico que se ve desarrollado por Tucídides, pero mayormente por el panfleto del Viejo Oligarca.18

La multitud es constantemente descrita como una entidad débil y permeable. Los personajes retratados, como Alcibíades, o desprecian a la masa o le temen, como es el caso de Nicias quien dirigiendo la campaña ateniense en las Epípolas, ante el poderío enemigo, envió mensajeros a Atenas con las noticias y para solicitar refuerzos. Nicias advierte que los heraldos no serían capaces de enviar los mensajes, y que dicha incapacidad residía en el escaso poder retórico (λέγειν ἀδυνασίαν), en la falta de memoria (μνήμης ἐλλιπεῖς γιγνόμενοι) y en hablar adulando a la multitud (τῷ ὄχλοῳ πρὸς χάριν τι λέγοντες; Tucídides VII, 8, 2). Dicha desconfianza en los heraldos aduladores lo hace cambiar de parecer, prefiriendo enviar su mensaje a Atenas por escrito.

En el Libro VIII, Tucídides realiza algunas representaciones de la multitud en donde el historiador otorga a la masa importantes logros y participación en acciones en pro y en contra de la democracia, en el contexto de la trama oligárquica del 411 a.C. En los capítulos 48, 72, 86 y 92 se advierten algunas ideas de una multitud pragmática y que adhiere más a su propio bienestar que el destino de la ciudad.

En este sentido, y en el contexto de la sublevación oligárquica de Samos, en donde participa el exiliado Alcibíades en conjunto con la avanzada persa al mando de Tisafernes, los conjurados exhortaban a la multitud (τοὺς πολλοὺς) que el Rey sería amistoso y daría dinero si el pueblo permitía el ingreso de Alcibíades y si abandonaba la democracia como régimen. Ante dicha oferta, Tucídides presenta a una masa indecisa que inicialmente desaprueba la idea (ὁ ὄχλος, παραυτίκα ἤχθετο τοῖς πρασσομένοις; Tucídides VIII, 48, 3) pero ante la promesa de un salario (μισθός) por parte del Rey, decide mantenerse tranquila.

Los asuntos oligárquicos en Samos, como bien se sabe, no prosperan y el régimen oligárquico es derribado por las fuerzas democráticas de la ciudad. En la antesala de la contrarrevolución que ejerce el pueblo, Tucídides hace un giño a la composición de la facción popular:

Tras encargarles todas las demás cosas que convenía decir, los despacharon inmediatamente después que ellos se adueñaron del poder, pues temían que, como en efecto sucedió, la turba marinera no quisiera aceptar el régimen oligárquico y que, comenzando allí la calamidad, llegaran a derribarles (Tucídides VIII, 72, 2).

Dos elementos se advierten en este párrafo. En primer lugar la sabida connotación democrática y popular de la marinería, definida como ναυτικὸς ὄχλος, la que permanentemente es descrita como violenta y profundamente aferrada a los valores del poder popular.19 La Athenaîon Politeía del Pseudo-Jenofonte también elabora un retrato de una marinería como sostenedora de la democracia,20 en donde la flota de Atenas se transforma en una de las más importantes armas de coacción política democrática, como lo refleja Tucídides en el célebre Diálogo de Melios.

En segundo lugar, la violencia de los acontecimientos en Samos son representados por Tucídides bajo la óptica de su ideario del βιάιος διδάσκαλος en donde la maldad, la calamidad, la venganza y la muerte brutal se ciernen sobre la isla,21 proveniente de ambos bandos políticos con el fin de recuperar o mantener un régimen de gobierno. En los capítulos siguientes de la στάσις en Samos, se evidencian otras representaciones del poder popular, que se asocian a la villanía y a los hábitos de la muchedumbre. La descripción de Hipérbolo, líder democrático asesinado por los oligarcas conjurados es abiertamente hostil. El líder popular es definido por Tucídides como un hombre infame (μοχθηρὸν ἄνθρωπον), en donde las causas de su ostracismo habían sido su maldad y vergüenza sobre la ciudad (πονηρίαν καὶ αἰσχύνην τῆς πόλεως; Tucídides VIII, 73, 3). A partir de esta descripción, es válido preguntarse, hasta qué punto Tucídides está de acuerdo o le otorga validez al asesinato del líder democrático, en donde las hetairías oligárquicas favorecen el orden de la ciudad y el crimen político se justifica ante ese objetivo ordenador. En esta misma dirección Hans Van Wees analizando la stásis y la violencia de la Grecia Arcaica define tres formas de violencia. La violencia de la élite, que se expresa a través de asesinatos, exilios y golpes de estado. En contraparte, la violencia popular a través de dos formas distintas: las movilizaciones y los linchamientos y levantamientos de la masa (Van Wees, 2008). En este sentido, el orden de Tucídides estaría probablemente dentro del primer grupo social y la respuesta es posible encontrarla en el ideario de la moderación pro-oligárquica en la que el historiador parece pertenecer. Su relato acerca de la reacción democrática en contra del ὀλιγαρχικῷ κόσμῳ (Tucídides, VIII, 72, 2) –en donde el régimen oligárquico tiene en estricto sentido de kósmos como orden– aparece representado en el ateniense Quereas, quien debía informar en Atenas los acontecimientos ocurridos en la isla. Al encontrarse en Atenas con el gobierno de los Cuatrocientos, y logrando huir del control oligárquico que requisó la nave Páralos en donde viajaba, retornó a Samos. Nuevamente en la isla, Quereas, en palabras de Tucídides, anunció lo que acontecía en Atenas, exagerando intencionadamente las noticias de aquello que había visto (τὸ μεῖζον πάντα δεινώσας) (Tucídides VIII, 74, 3). Quereas detallando las persecuciones y castigos que recibían mujeres, niños y parientes de los soldados atenienses de Samos contrarios a la oligarquía, utiliza la exageración y las falsedades pronunciadas en contra de la oligarquía (ἐπικαταψευδόμενος), transformando su poder retórico en una eficaz arma política que mueve a la acción y se traduce en el juramento anti-oligárquico22 de Trasíbulo y Trasilo.

La situación en Samos, en la que Tucídides se detiene con particular atención, es en donde aparece una multitud en una permanente actitud de virulencia y violencia, difícil de contener. En este contexto Alcibíades es representado en una muy tensa asamblea en Samos que cuenta con la presencia de los embajadores de los Cuatrocientos. Dice Tucídides que la asamblea no pudo iniciarse rápidamente pues los soldados no querían oír a los enviados de la oligarquía ateniense, profiriendo violentos gritos e incitación al asesinato de los embajadores (Tucídides VIII, 86, 2). Si bien en este caso los que gritan son integrantes de la asamblea, la representación de Tucídides es capciosa, pues a lo largo de los ejemplos presentados, tanto la masa como la asamblea opera bajo los mismos códigos políticos. Alcibíades cobra en este episodio un rol fundamental, pues el estado de crispación política que se tornaba cada vez más violento debido a la indignación (χαλεπαίνω), se canalizaba a través de una expedición naval contra el Pireo. Según Tucídides, Alcibíades, gozaba del prestigio del arte de la disuasión y no había nadie más capaz de contener a la masa en ese momento, de renunciar a aquella expedición (Tucídides VIII, 86, 4-5). Un liderazgo pragmático es el que muestra Alcibíades quien busca quedar bien con todos (Tucídides VIII, 86, 7); ya sea con los embajadores de los Cuatrocientos, a quienes exhorta a su destitución para el restablecimiento del Consejo anterior, ya sea con el resto (τἆλλα), la masa que aceptó desistir de la expedición naval, y luego los embajadores argivos.

En algunos episodios del Libro VIII, la masa aparece protagónica luego de la célebre descripción de las hetairías oligárquicas de Atenas y su protagonismo en los acontecimientos del 411 a.C, que según Bearzot (2013), evidenciaron inteligentes técnicas para ejecutar el golpe de Estado. En el contexto de una expedición naval peloponesia contra la isla de Eubea, verdadero escudo de Atenas, dice Tucídides que mientras Terámenes construía un muro defensivo en Eetionea, en el Pireo, con el fin de permitir la entrada de enemigos en caso de una invasión de los demócratas samios, Frínico era asesinado en el ágora, en medio del gentío (ἐν τῇ ἀγορᾷ πληθούσῃ) (Tucídides VIII, 92, 2). La confusión producida por rumores y calumnias (διαβολή) del mismo Terámenes hizo actuar a los hoplitas quienes arrestaron a Alexicles, a quien Tucídides describe como un general oligárquico, entregado a las sociedades secretas. El arresto de este general provocó el desconcierto y la algarabía (θόρυβος πολὺς καὶ ἐκπληκτικός) (Tucídides VIII, 92, 7) de la ciudad que creyó que el Pireo había caído en manos enemigas. Aparece entonces, como un deus ex machina, Tucídides de Farsalia, proxeno de la ciudad, quien junto a otros ancianos gritaba y trataba de controlar la situación, logrando que se tranquilizaran23 y desistieran de continuar con la revuelta. Así, el Pireo se transforma en el punto crítico de la disidencia política, en el momento en que los líderes de los Cuatrocientos, Terámenes y Aristarco bajaron al Pireo para enfrentar la revuelta, el primero contra los hoplitas, y el segundo, un abierto enemigo de la democracia, insultaba a los agitadores contrarios a los Cuatrocientos, con violencia (Tucídides VIII, 92, 9). El episodio culmina con una interesante estrategia política en la que la masa enfrenta al gobierno oligárquico de los Cuatrocientos, derribando el muro junto a los hoplitas y bajo la consigna de que los opositores al régimen oligárquico y adherentes al gobierno de los Cinco Mil se pusieran manos a la obra. Al igual que en episodios anteriores, la masa actúa en esta ocasión bajo consignas (παράκλησις), pero en este caso, el miedo a la persecución de los oligarcas les impedía pronunciar libremente la célebre sentencia democrática “todo el que quiera que gobierne el pueblo”24 que Tucídides transmite en este episodio.

La pasión por la moderación política del historiador y su opción por la μετρία ξύνκρασις entre oligarquía y democracia (Tucídides VIII, 97, 2) son razón suficiente para entender la crítica opinión acerca de los comportamientos de la masa en el contexto de la guerra civil del siglo V a.C. El uso frecuente del vocablo ὄχλος en Tucídides, cuyo significado tiene ya en la era clásica un evidente sentido peyorativo se transforma en un importante precedente para los autores de fines del siglo V a.C. y el siglo IV a.C. Para Julián Gallego, en Tucídides y otros autores denominados antidemocráticos, hay detrás de estas representaciones una estrategia comunicacional de asalto al poder democrático que se concretó a través de la apropiación de conceptos que ponderaban la moderación política (sophrosyne) y revitalizaban la noción de eunomía (Gallego, 2018, pág. 58). Es interesante constatar que en el sentido de ὄχλος, πλήθος y ὅμιλος –este último advertido por Virginia Hunter, y que postula que Tucídides lo usa como sinónimo de ὄχλος (Hunter, 1988, pp.18-19) está de manera implícita una visión oligárquica en la que el pueblo no se distingue mayormente de la muchedumbre, en donde sus principales características son el desenfreno, la ignorancia, el desorden y la maldad (Canfora, 1982, p.47). Esta visión es reconocible en Tucídides y en el panfleto del Viejo Oligarca, pero luego en Jenofonte, Platón y Aristóteles. Es interesante destacar que para el caso de Tucídides y Jenofonte el uso de un lenguaje político audaz pero no evidente, no permiten hacer explícita en ellos la propuesta de abolir la democracia (Sebastiani, 2018, p. 503). Para Suzanne Saïd tampoco es muy claro que Tucídides haya sido un historiador abiertamente antidemocrático, pues en su obra, la gran mayoría de las decisiones políticas son tomadas por la colectividad de ciudadanos, siendo la masas capaces de decidir correctamente, según Pericles en su Discurso Fúnebre (Saïd, 2013, pp. 209-210). Siguiendo esta misma línea, Laura Sancho no ve una evidente hostilidad tucidídea hacia la democracia, pero tampoco una mayor admiración. Habría habido en Tucídides un cierto temor a que una multitud fuera arrastrada a decidir en contra de lo justo y de lo conveniente para la ciudad y sabía que los dirigentes poseían la capacidad de hacer que una reunión asamblearia se transformara en masa tumultuosa, irreflexiva y perjudicial para el bien común (Sancho Rocher, 2019, pp. 109, 112, 119). El historiador de Óloro como hijo y protagonista de su tiempo, entiende la dinámica del conflicto político, que ha sido analizado por Cinzia Bearzot (2012, pp. 61-62), para quien el conflicto no significa necesariamente inestabilidad y Atenas como muchas pólis griegas lograron un alto equilibrio gracias a niveles extremos de conflictualidad.

A modo de conclusión

Según estas representaciones es posible destacar algunas imágenes que el historiador busca proyectar acerca del partido popular y las aglomeraciones que caracterizaban sus asambleas y reuniones. A partir de estas imágenes, y teniendo en cuenta el conocido recelo de Tucídides por el poder absoluto del δῆμος, estas representaciones de la masa, se pueden entender en varios sentidos. En primer lugar y el más común, el poder numérico de la multitud, ora de soldados, ora del populacho vociferante, hacen presión y logran cometidos políticos en virtud del temor a una sublevación popular. En segundo lugar, la masa tiene formas y conductas determinadas, como por ejemplo la gallardía, el desenfreno, los gritos enardecidos, pero también otras características en la que Tucídides hace énfasis, como el engaño y la violencia.

Un tercer aspecto es el carácter protagónico de la masa en la toma de decisiones en contextos adversos. El espacio de la muchedumbre es el escenario adecuado para tiranicidios, crímenes políticos y revueltas de soldados. En ella se mimetiza, se confunde y se desorientan los reales motivos de una conspiración y la stásis, tal como ocurre con las muertes de Hiparco, Harmodio y Frínico.

Un cuarto aspecto es la escasa capacidad crítica de la masa, que Tucídides señala en relación a la seducción que ésta siente por líderes carismáticos como Alcibíades, siendo éste último uno de los pocos capaces de contenerla y hacerse escuchar ante la algarabía.

Estos aspectos muestran, al menos desde la mirada imparcial de Tucídides, un punto de vista que pareciera demostrar por oposición los principales valores de la oligarquía y su aptitud para el gobierno. Si el pueblo en tanto muchedumbre es la desmesura, la oligarquía permite la tranquilidad; si la masa es inculta y vulgar, los otros son los mejores y los más instruidos. Esta construcción binaria de un Tucídides que opina y toma partido a lo largo de su relato, consciente de que la asamblea del pueblo de Atenas lo envió al exilio, lo hace utilizar de forma recurrente el término ὄχλος para adjudicar en este grupo variopinto y sin rostro los errores estratégicos y políticos de Atenas durante el conflicto civil.

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Notas

1 Este artículo está asociado a los proyectos FONDECYT Iniciación nº 11190280 y DI Emergente 039.380/2019 PUCV.
2 Luciano Canfora acusa la falsedad de los motivos que el propio Tucídides hace de su exilio, argumentando la participación del historiador en conspiraciones antidemocráticas (Canfora, 2016).
3 Esta hipótesis fue propuesta en Nestle (1943). Años más tarde, Canfora en su recordada traducción del panfleto como un diálogo, insinúa su autoría a un oligarca exiliado, que pudo haber sido Tucídides de Melesias o Jenofonte (Canfora, 1982). Recientemente, en su traducción al castellano del panfleto, José Luis Bellón Aguilera sugiere como posibles autores a Pericles, Alcibíades, Critias o Antifonte. (Bellón Aguilera, 2017)
4 Tucídides. I, 80, 3; III, 87, 3; III, 109, 2; IV, 28, 3; VI, 17, 2; VI, 31, 1; VI, 57, 4; VI, 63, 2; VI, 89, 5; VII, 8, 2; VII, 62, 2; VII, 78, 2, VII, 84, 2; VIII, 25, 4; VIII, 48, 3; VIII, 72, 2; VIII, 86, 5 y VIII, 92, 11. (E.C. Welskopf, 1985: 1357)
5 Sólo aparece el término ὄχλος en Pseudo-Jenofonte, Athenaîon Politeía. 2, 10.
6 Isócrates, Discursos, II, 16; II,49; III, 21; IV, 96; IV, 150; V, 81; VI, 64; VI, 73; VI, 78, XI, 26; XII, 263; XV, 192; XVIII, 9 (Welskopf, 1985, p. 1359).
7 Aristóteles, Política. 1278a, 32; 1285b, 16; 1286a, 31; 1304a, 22; 1305b, 28, 30; 1311a, 13; 1319a, 37; 1320a, 10; 1327b, 8 (Welskopf, 1985, p. 1361).
8 El ideario filosófico de Tucídides ha sido reelaborado por Pierre Ponchon, quien ve en Tucídides a un profundo conocedor de la naturaleza humana, desde la perspectiva de la tragedia, atribuyéndole no sólo un realismo trágico, sino que además los lineamientos y estructuras de pensamiento de un moderno antropólogo (Ponchon, 2017).
9 Tucídides. I, 49, 3 Τοῦ πλήθους καὶ ὄχλον τῶν νεῶν.
10 Esquilo, Prometeo, 313; Eurípides, Ifigenia en Áulide,191 (Montanari, 2013, p.1718)
11 Tucídides. III, 87, 3. Para Hornoblower, ὄχλος tiene el sentido del pueblo común de entre los fallecidos, en la que Tucídides pareciera conocer las tres primeras clases de Solón, o bien la ignorancia sobre los otros rangos sociales. (Hornblower, 1991, pp. 494-495).
12 Tucídides. III, 109, 2. Τοὺς Ἀμπρακιώτας τε καὶ τὸν μισθοφόρον ὄχλον [τὸν ξενικόν].
13 Τucídides. VII, 62, 2. Καὶ γὰρ τοξόται πολλοὶ καὶ ἀκοντισταὶ ἐπιβήσονται καὶ ὄχλος.
14 Virginia Hunter (1988, p. 18) compara el sentido de este episodio con ὄπερ φιλεὶ ὅμιλος ποιεῖν en Tucídides. II, 65, 4, donde el sentido de masa política y grupo humano parece equipararse en Tucídides.
15 En esta misma dirección, Laura Sancho advirtió la total ausencia de la palabra παρρεσία en la obra de Tucídides y la extinción de la deliberación a través del miedo a la opinión (Sancho Rocher, 2013-2014: 253-264)
16 La Real Academia Española señala el origen etimólógico de la palabra del genovés antiguo ciüsma, el cual proviene del griego κέλευσμα, que se define como “canto acompasado del remero jefe para dirigir el movimiento de los remos”. Real Academia Española: Diccionario de la lengua española, 23ª ed. [versión 23.3 en línea] http://dle.rae.es [19/12/2019]
17 Tucídides. VI, 89, 6 ἐπεὶ δημοκρατίαν γε καὶ ἐγιγνὠσομεν οἱ φρονοῦντές.
18 En esta dicotomía, Atenas está dividida en dos clases, en donde el pueblo es descrito y mimetizado con la mayoría, el populacho, los canallas, los inferiores, los pobres, los furibundos, en resumen, la parte más malvada de la ciudad (Caire, 2016, pp. 291-293).
19 En VIII, 84 Tucídides insiste en las actitudes violentas de marineros siracusanos quienes intentan lapidar a Astíoco, por el no cumplimiento del pago de la soldada. La forma griega οἷα δὴ ναῦται cobra el mismo sentido que ὀχλος φιλεῖ ποιεῖ. Para Finley, la fórmula ναυτικὸς ὄχλος utilizada por Tucídides era sinónimo de clases bajas y por ende, de la democracia (Finley Jr, 1942, p. 90).
20 Pseudo-Jenofonte, Athenaîon Politeía I, 2 “ ὁ δῆμος ἐστιν ὁ ἐλαύνω τὰς ναῦς καὶ ὁ τὴν δύναμιν περιτιθεὶς τῇ πόλει καὶ οἱ κυβερνῆται καὶ οἱ κελευσταὶ καὶ οἱ πεντηκόνταρχοι καὶ οἱ πρῳρᾶται καὶ οἱ ναυπηγοί”.
21 Tucídides. VIII, 72, 2 σφᾶς τε μὴ ἐκεῖθεν ἀρξαμένου τοῦ κακοῦ μεταστήσωσιν.
22 Dicho juramento obligaba un gobierno democrático en la isla, la continuidad de la guerra contra Esparta y la prohibición de entablar negociaciones con los Cuatrocientos, quienes debían ser considerados como enemigos. Tucídides. VIII, 75, 2.
23 La tranquilidad (ἡσυχία) es una de las características que permite definir como oposición al ciudadano moderado de la masa. De esta manera si la masa popular es ruidosa y descontrolada, la aristocracia representa simbólicamente todo lo contrario. En este pasaje, Tucídides de Farsalia busca defender la preciada libertad de la ciudad, puesto que el caos popular ponía en riesgo a Atenas, como efectivamente sucede con la caída de Eubea en manos peloponesias vs. Thuc. VIII, 96.
24 Μὴ ἄντικρυς δῆμον ὅστις βούλεται ἄρχειν ὀνομάζειν. Tucídides. VIII, 92, 11.

Recepción: 15 Enero 2020

Aprobación: 02 Septiembre 2020

Publicación: 01 Diciembre 2020

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